“Le di agua con azúcar para que se duerma”: el grito silencioso del hambre en los merenderos
Desde enero, el Estado nacional no envía asistencia al Merendero Juan Manuel de Rosas.
En el Merendero Juan Manuel de Rosas, la situación se torna cada vez más crítica. María Fernanda, referente del espacio, aseguró que la ayuda del gobierno nacional dejó de llegar hace meses y que la asistencia provincial resulta insuficiente para alimentar a los 120 niños que dependen del lugar.
El merendero recibe chicos desde los seis meses e incluso acompaña a las madres desde el embarazo. Según explica Fernanda, muchas familias golpean la puerta pidiendo una taza de té o un pequeño refrigerio para poder dormir sin hambre. Relata casos extremos, como el de una madre que confesó haber calmado a su hija con agua y azúcar porque no tenía qué darle de comer.
Actualmente, el lugar funciona con el apoyo parcial de Cáritas. “Es poco, pero toda ayuda suma”, aclara Fernanda, quien destaca que cuando una madre mejora su situación económica, cede su lugar a otra familia necesitada.
La falta de políticas de contención alimentaria en el territorio ha dejado a estas organizaciones comunitarias al borde del colapso. Mientras tanto, la demanda no para de crecer y la respuesta oficial sigue sin aparecer.