Al menos 26 personas murieron y miles debieron ser evacuadas en el centro de Filipinas por las devastadoras inundaciones causadas por el tifón Kalmaegi, que azotó con fuerza la provincia de Cebú. Las autoridades locales informaron que gran parte de los fallecimientos se registraron por ahogamiento y que los daños en infraestructura son “sin precedentes”.

En solo un día, la zona de Ciudad de Cebú recibió 183 milímetros de lluvia, muy por encima del promedio mensual de 131 milímetros. “Esperábamos que los vientos fueran lo peligroso, pero es el agua lo que realmente pone en riesgo a nuestra gente”, advirtió la gobernadora Pamela Baricuatro.

Las provincias de Leyte y Bohol también reportaron víctimas. Las autoridades indicaron que miles de familias fueron trasladadas a albergues temporales, mientras que los servicios de electricidad y transporte permanecen interrumpidos en varios municipios.

La situación es aún más crítica debido a que cientos de personas vivían en carpas desde el terremoto de magnitud 6,9 que golpeó Cebú en septiembre. Los equipos de emergencia enfrentan dificultades para acceder a las zonas más afectadas, debido al colapso de puentes y rutas.

Filipinas sufre en promedio unas 20 tormentas tropicales y tifones cada año. Expertos advierten que el cambio climático intensifica estos fenómenos, al elevar la temperatura de los océanos y provocar lluvias más torrenciales. El Gobierno declaró el estado de emergencia y envió ayuda humanitaria desde Manila, mientras Kalmaegi se desplaza hacia el mar de China Meridional, donde se espera que pierda fuerza.